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miércoles, 6 de abril de 2011

Lecturas de pasión

Porque la ciencia va mucho más allá de los (auto)-impuestos límites de los laboratorios y se inmiscuye por múltiples recovecos de nuestras vidas, me agrada muchísimo presentaros una delicia literaria que acaricia  la ciencia y se entremezcla con ella en cada página.
¿De qué libro se trata..? ¡¡Pues sí!! Como no podía ser de otra manera, es "La evolución de Calpurnia Tate", escrito por la debutante Jacqueline Kelly. Mi historia con Calpurnia se fraguó en la casualidad, como tantas otras cosas en la vida... Una visita distraída a la Fnac, una portada sugerente, pero ¡oh! una contraportada que me hizo dudar, un encuentro fortuito en un pasillo y la confirmación de la sensación... ¡había que leer esa historia del libro de portada amarilla!


Podría hablaros de formalismos sobre su ambientación en el cambio al siglo XX, la agilidad de la lectura, las descripciones que realiza de la niña de extraño nombre (tan raro que comienza llamándose Callie V. y evoluciona a Calpurnia Virgina Tate) o de su abuelo nationalgeógrafo, y de tantas y tantas minucias... pero hoy simplemente os entreabro la puerta a este libro, que rueda por los departamentos de ciencias de muchos institutos, y es que es una joya que no podemos dejar pasar. Te atrapa, como una araña en su elaborada y exclusiva tela. El descubrimiento de una nueva realidad -¡el mundo tras el cristal!- que realizamos de la mano de Calpurnia nos sorprende. Cuando se interna por los campos en su análisis de las especies naturales que la rodean sientes el sol de Texas y los insectos revoloteando. Por más que luches, quieres pasar páginas y páginas y saber si al abuelito huraño se le ha ablandado el corazón, ¿habrán descubierto una nueva especie?,... 

Calpurnia Tate es el reflejo del nacimiento de la curiosidad científica que ha llevado a grandes observadores llenos de curiosidad a poner bajo el microscopio este mundo tan complejo y desconocido que nos rodea. El personaje de la madre represiva y enclaustrada en los cánones de la sociedad del momento no hace más que recordarme esa reflexión que descansa en mi tintero (¿en el tuyo también?) y que cabe preguntarse: ¿cuántas inquietudes científicas se pierden por el sistema, la sociedad u otros factores? ¿cuántas miniCalpurnias hay en nuestros colegios? ¿.... ? 

Hacia aquello que nos entusiasma nos movemos, atraídos por la pasión. Confío en que Calpurnia nos removerá algo por dentro, y cambiará nuestra manera de sentir el mundo natural. 

Dedico este post a los maestros y maestras de escuela e instituto que contagian a sus estudiantes ese amor por la naturaleza, y muy especialmente a los torneadores apasionados por las peonzas en cuyo interior late con fuerza ese niño curioso. Gracias.